jueves, 20 de noviembre de 2008

Fa 14 anys que tinc 14 anys

Vull cantar l'amor. Al primer. Al darrer. Al que et fa patir. Al que vius un dia.

1994. Ella llegó del caribe. Haití era un pandemonio, su padre aristidiano creyó conveniente aprovechar la confusión de su regreso para huir de la violencia, ya había tenido suficiente. Salió a Miami, y luego a Argentina en donde vivía su única familia fuera de la isla. Quiso Afrodita que esos familiares fueran mis vecinos.
Era intoxicantemente hermosa, hablaba un español de película cómica. Respondía si le decían Danielle. Los cabros del barrio enloquecieron al verla. 16 años, alta, atlética, de rostro perfecto, una diosa vudú.
En frente vivían y administraban su academia de tae kwon do los coreanos, no había nada más que hacer en los alrededores, así que por ahí apareció una tarde. Yo era la única mujer del grupo por entonces. Nos hicimos amigas casi al instante, surgió una camaradería bastante comprensible.
Ella no iba al cole, y algunas veces yo tampoco, vendíamos besos a cambio de cigarrillos a los chulos del barrio, y algunas veces nos acolitaron algún trip. Yo no tenía amigas y aún no me relacionaba bien con los pibes, mis inseguridades desaparecieron tan pronto ella se hizo cargo de la situación. De verla tratar con los hombres aprendí lo que había que saber.
Fumamos, bebimos y hablábamos de sus aventuras y mis desventuras con el sexo opuesto. Decidió que yo estaba haciendo algo mal y dijo que me enseñaría a besar. Estábamos de pie, la una frente a la otra, se inclinó y gentilmente empezó a acariciar mis labios con los suyos, en un primer momento traté de apartarla pero con tan poca decisión que sólo puse mis manos en sus jóvenes pechos y no las aparté de allí. El beso debe haber durado días, hoy lo recuerdo con la misma mezcla de pánico y excitación.
Lo volvimos a hacer varias veces, fue descubriendo gradualmente mi inexperto cuerpo, me enseñó qué hacer para estallar de gozo, sola, con ella o con un hombre. Descubrí que lo que yo llamaba masturbación era un juego de nenas comparado a lo que ella podía enseñarme.
En mi casa nunca había nadie, mi vieja trabajaba y vivíamos solas, mi catre fue nuestro lecho, docenas de veces sudábamos en la academia dándonos golpes en posición vertical, y luego sudábamos ya en posición horizontal en nuestro santuario.
Su español no era muy florido y mi francés no existía, nunca hablamos demasiado, pero cuando me abrazaba por la espalda sentía que todo en el mundo estaba bien. Todos los romances que se precien de románticos tienen que terminar, su viejo se la llevó al interior para dejarla con unos tíos, se fue al final del verano.
La última vez que nos vimos nos hicimos el amor como lo hacemos las mujeres: sin pausa pero sin prisa, con atención a los detalles pero sin olvidar el objetivo, con pasión pero sin morbo, con fuerza pero sin violencia, con cuidado pero sin miedo, sin pedir favor pero sin olvidar las gracias.
Me quedé con algunas prendas y un par de zapatillas extras, un cúmulo de expresiones en francés, un recuerdo insuperable y la seguridad de que el mundo acababa para mí y no volvería a amar. Estaba equivocada, pero tenía razón. Me enamoré de algunos hombres contra mi voluntad, y por más que me lo propuse, nunca más de una mujer.
Danielle ma belle ¿qué será de vos? Casada con hijos, homosexual sin paraíso, lesbiana frustrada como yo ¿qué sé yo? No inventaban el internet aún y nunca nos volvimos a ver. La buscaría, pero al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver y menos al encuentro de la viajera que quiso enseñarme a besar en la Gare d'Austerlitz.
Y como telón de fondo de esta remembranza estás vos, Buenos Aires, como te echo en falta, ya quiero que sea diciembre y que me veas caer como un ave de presa. Esa multiculturalidad es lo que más extraño, en la calle más recóndita de Lugano una encuentra a una haitiana y una montubia montándosela frente a una academia coreana. Eso no tiene Bogotá, o México DF, ni Río y es por eso que BAS mucho después de haber dejado de ser la capital económica de Sudamérica, sigue siendo su capital cultural. La región siente la gravitación de BAS, esa gravitación de la que tanto gustaba hablar a Borges, esa gravitación que siento ahora que recuerdo que hace 14 años tenía 14 años.

10 comentarios:

Raul Farias dijo...

Si el post fuera una procreación del encuentro entre la haitiana y la argentina, sería una mezcla de realismo mágico (EL reino de la nada de Carpentier) y algo de existencialismo argentino.

Anónimo dijo...

christine,

'intoxicantemente hermosa'...voy a robarte esa expresión.

¡salud!

bahiana

Anónimo dijo...

ya te habia escuchado esta historia antes pero que bonito post te quedo, desde el titulo en frances todo es tan surreal, no puedo evitar fantasear, pero lo hago con ternura, Te pasaste cristi, lo que no se es como se sienten seguras contigo tus amigas, jajaja

Anónimo dijo...

Imposible no ponerse cachondo con esa historia. Suscribo que no hay en Latinoamérica ciudad como Buenos Aires, a la que siempre digo que hay que volver una vez por año.

La calle más larga, el río más ancho, las minas más lindas del mundo. Tanos, gallegos, judíos, criollos, polacos, indios, negros, cabecitas pero con pedigrí francés. Eso no se haya en cualquier lugar. Ja.

Anónimo dijo...

Una sola palabra: "Maestra"

La fantasía sexual de muchos hombres, un threesome con una rubia y una morena...

Salud,
Alfred

Anónimo dijo...

Sebas pedazo de burro, el título está en catalán, es una canción de Serrat!!!!!!!!!

Y contestando a tu pregunta, la verdad no nos sentimos muy seguras con la cristi ja, ja.

Anónimo dijo...

Fe de erratas: es halla de encontrar. Lapsus bestia. ja

Kojudo Mayor dijo...

Creole creo que es lo que hablan en Haití, y el francés lo mascullan como los negros del Harlem lo hacen con el inglés.

Por lo demás un aburridor relato. No levanta ni un pelo, mucho menos la pena o el lábaro de la entrepierna.

En el Village Voice de NYC encuentras historias similares. Buenos Aires se queda corta.

"Mujer contra mujer", Ana Torroja y Martha Sánchez, son mas estimulantes que este retazo de estereotipos sáficos. Será talvez, porque la escribió un hombre que entiende a la mujer.

Jaime Bayly adorna las *anormalidades del comportamiento sexual de mejor manera. Lo recomiendo.

Soda Stereo y sus frases de cliché mas una recopilación de susurros antes escuchados. Tengo mis reservas sobre tu probidad sexual.
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*Anormalidad: que se encuentra fuera de la norma, mas allá de las dos desviaciones estándar tanto a la derecha, como a la izquierda.

Kojudo Mayor dijo...

No me digas. Too blunt and abrupt?

¿Te parece que escribí demasiado, o simplemente destruí tu infantil aspiración a un metro, porque sí?

En cuanto a lo de las tiras cómicas sáficas, no creí que la critica te iba a fastidiar tanto.

Pero de que te llegó el mensaje, te llegó. Ahora desestructúralo con razones mas fuertes que una prosa lírica plagiaria. Te reto.

Chica Cosmo dijo...

KM, ¡Qué ínfulas! Por circunstancias laborales y personales que no vienen al caso ya no puedo actualizar el blog a diario como antes, sino una o dos veces a la semana, así que dejá la paranoia querido.



Sobre tu comentario, sí pensé en censurarlo por ser innecesariamente ofensivo (probidad sexual), pero creo que el único que queda mal sos vos. Sobre si mi remembranza te calentó o no (supongo que debe ser frustrante que nada se te levante con tanta facilidad) te tengo noticias: No escribo para calentarte, escribo porque me place.



No dudo que NYC sea testigo de experiencias únicas, pero eso no le resta gravitación a BAS, al menos para mí, y ya que la gravitación cultural borgiana no se puede medir con herramientas técnicas, la mía será la última palabra.



Yo no soy muy exquisita con el francés (si el catalán es francés para el Sebas, el creole bien puede ser francés para mí).



Por último, te agradezco recomendaciones y críticas, pero sigo creyendo que deberías encontrar otra forma de desahogar tus frustraciones, sólo en tu imaginación me afecta lo que decís nene.





A los que han tenido palabras amables para conmigo, gracias, estaba melancólica y sólo pasó.